lunes, 29 de septiembre de 2014

"LA POBREZA..."

Columna de  opinión
“LA POBREZA…”
Por Rodolfo José Bernat

                     Días pasados, cuando el Barómetro Social, de la Universidad Católica Argentina, dio a conocer su estadística sobre la pobreza en la Provincia de Buenos Aires , desde diversos sectores del oficialismo surgieron airadas protestas por lo que consideraron ser  “la estrategia, para difundir índices falsos desde la oposición…”. No hay nada peor cuando se tiene la obligación de gobernar que negar la verdad y querer ocultar la realidad.  Es por tal motivo, que decidí reproducir la nota de Daniel Nallar, aparecida en “El Tribuno” el 10 de junio de 2014 a la cual titulo, “LA POBREZA EL GRAN NEGOCIO POPULISTA”.“Olvídense de los ricos. Sus votos vendrán de las calles de tierra. A los que les llega luz, agua y pavimento ya ni les interesa escucharlos. Ni van a votar. El hambre abre los oídos. El que nada necesita tampoco necesita de ustedes”. La voz firme y desafiante del ministro resonó en la pequeña habitación. Una veintena de intendentes del norte del país lo escuchaba en silencio. Quienes debaten la pobreza en Argentina son “socios”. Todos viven de ella.
La pobreza se convirtió en un número, discrecional y arbitrario, del populismo estatal. Sirve para justificar gastos y decir que el gobierno “hace algo”.
Un estudio del año 2010 demuestra que el 60% del dinero destinado a ayuda social se usa para trámites administrativos y sueldos públicos. Sólo el 40% llega a quiénes lo necesitan. Cuando ser pobre depende de tener más o menos dinero, improvisadas políticas populistas se convierten en “políticas de Estado” y bandas de fanfarrones y matones se convierten en estadistas. Aparecen gobiernos autoritarios, se anulan las instituciones, las leyes son relativas y la vida y el futuro de los pueblos queda depositada en las manos de un gobierno.
Argentina está entre los 10 países del mundo con mayor índice de niños y mujeres golpeadas y niñas violentadas sexualmente. En algunas comunidades del norte es “legal” que el padrastro viole a su ahijada a los 12 años. Pero para el gobierno ellos no son pobres. El anciano dolorido en la puerta del hospital sin camas y el enfermo que no puede acceder a un medicamento o a un tratamiento por malas políticas de salud, tampoco.
El alumno sin clases y sin futuro no es pobre. Al gobierno no le importa que el 35% de los jóvenes no termine el bachillerato ni que 18 millones de argentinos no tengan trabajo y vivan de un subsidio. Ellos no son pobres. Tampoco le importa que más del 30% de los partos sea de menores de 18 años. Los analfabetos, desempleados, huérfanos y enfermos no son pobres si tienen dinero.
Miles de madres mueren durante el parto por las condiciones en que son atendidas, cientos de niños mueren antes de los cinco años de edad por enfermedades que podrían evitarse y otros cientos de recién nacidos prematuros se mueren sin atención.
El 80% de los niños en edad escolar llegará a la edad adulta sin la preparación adecuada para emprender algo por sí mismos y deberán buscar un empleo para poder subsistir.
Argentina está entre los países con mayor cantidad de niños y jóvenes adictos a drogas mortales, que llegarán a la edad adulta con serias deficiencias mentales y motrices. Pero para nuestro gobierno ellos no son pobres si tienen dinero o un subsidio.
Un estudio reciente de Jorge Paz, investigador del Conicet, muestra que los números oficiales sobre reducción de la pobreza son ficticios. Sólo se atacó la pobreza con asignaciones monetarias, que van detrás de los índices inflacionarios, por ello la capacidad económica de los subsidiados fue disminuyendo paulatinamente en la última década.
Como hablar de pobreza en la Argentina de autos oficiales de alta gama y comitivas oficiales de doscientos cincuenta mil dólares por tres días. En la Argentina de legisladores “levanta-manos” con sueldos que cuadriplican el de los docentes, médicos y jubilados. Mientras en las escuelas los niños hacen fila bajo el frío y la lluvia para hacer sus necesidades en un pozo, las maestras caminan horas bajo el sol y se dictan clases alrededor de leños encendidos, las oficinas públicas derrochan agua y energía.
La pobreza como “falta de dinero”, es el plato fuerte de políticos improvisados y funcionarios corruptos. Cuando la pobreza se soluciona con dinero, basta “exprimir” con tributos a los que trabajan y regalar parte de lo recaudado a los pobres. Otra parte va al aparato burocrático de amigos y punteros políticos y otra al bolsillo del gobernante. El sistema cierra perfectamente. Si la pobreza no se resolviera con dinero sino con salud, educación y seguridad, para solucionarla habría que saber y trabajar.
Mientras tengamos gobernantes improvisados y populistas, los pobres seguirán siendo pobres, porque sus gobiernos lucran con la pobreza. Como dijo el ministro, el hambre abre los oídos a las propuestas populistas y a la dádiva, los que nada necesitan tampoco necesitan de los gobiernos. Nunca crea lo que un gobierno populista diga sobre la pobreza, porque ese gobierno vive de la pobreza. Si no habría pobres no sería necesario. Si no hubiera pobres ese gobierno perdería sentido. Nunca aceptará que ser pobre significa no tener un proyecto de vida y un futuro, más que no tener presente. Nunca entenderá que estar “desprotegido”, no sólo significa estar “sin vivienda”. Nunca admitirá que es posible estar “desamparado”, aún cuando se tenga dinero.
Decía Benjamín Franklin que “El desorden almuerza con la abundancia, come con la pobreza, cena con la misericordia y  va a acostarse con la muerte”. Si reflexiona esta frase entenderá porqué en Argentina no hay “orden” ni “justicia”.
Fcio. Varela, 21 de septiembre de 2014.



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