viernes, 23 de diciembre de 2011

Columna de opinión
¿ASESINATO DE LA DEMOCRACIA?
Por Rodolfo José Bernat

“Fragmento del Recurso Extraordinario presentado por la defensa del Dr. Fernando de la Rúa, ante la Cámara Federal”
"... fueron los episodios del 20 de diciembre del año 2001. La jornada se cargó de violencia y culminó con la renuncia del presidente constitucional de la Nación Doctor Fernando De la Rúa , quien ante el curso de los acontecimientos y el rechazo a su llamado de unidad la concretó para evitar la quiebra institucional de la República. Con todo, la Nación sufrió el daño de la interrupción de un mandato constitucional de origen popular y legítimo para ingresar a una transición parlamentaria de legitimidad disminuida, sin prestigio ante el mundo y sin respuesta para los problemas del país. Se ha denunciado la existencia de un complot para provocarlo, por la concurrencia de factores políticos, económicos y sociales que concertaron sus acciones al efecto. Una de estas acciones fueron hechos de violencia iniciados el lunes 17 de diciembre en distintos lugares y sobre todo en Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, con asalto de mercados y el penoso saldo de víctimas en los diversos sucesos y atentados contra bienes públicos y privados por actores movilizados a ese fin sin perjuicio de la participación ocasional de otros.
Nada ocurría mientras tanto en la ciudad de Buenos Aires. Pero los sucesos del interior adquirieron tal dimensión que lo meramente local trascendió al punto que los propios gobiernos locales en especial el de la provincia de Buenos Aires de Carlos Ruckauf reclamaron se estableciera el estado de sitio autorizado por la Constitución. Luego de consultar con todos los gobernadores y los líderes parlamentarios, el Poder Ejecutivo Nacional proveyó a su establecimiento el 19 de diciembre. La medida fue apoyada por gobernadores, legisladores, opositores, y comunicada al Congreso para su ratificación, y la Asamblea Legislativa le reconoció expresa validez. Dejada sin efecto el 21, el senador Puerta al hacerse cargo del Ejecutivo la impuso nuevamente. El Presidente De la Rúa consideró necesario informarlo a la población para restablecer la tranquilidad pública ante la preocupación general pero el clima de descontento que se venía generando por las dificultades económicas determinó una ruidosa protesta en la Capital y el conurbano, que en general fue pacífica, sin excluir algunos signos de violencia subsistente contra supermercados. Seguramente el anuncio esperado por unos no conformó las expectativas de otros.
La finalidad de la medida era frenar la violencia y restablecer el orden y la paz, obrando con efecto disuasivo. Por eso mismo no se reglamentó ni se impartieron instrucciones ni hubo restricciones a la libertad por su causa, aunque fuera invocado el día 20 cuando se produjeron detenciones por disturbios. El decreto de estado de sitio se dictó el miércoles 19 por lo que venía ocurriendo en el interior desde el lunes, ante el reclamo de varios gobernadores y el clamor de las víctimas de los saqueos. En las provincias de Santa Fe, Buenos Aires y otras, hubo que lamentar muertos.
VE. quiere hacer derivar del estado de sitio las protestas y la violencia para justificar su tesis final. En el punto II comienza "a partir del estado de sitio...se desarrollaron en todo el país protestas públicas", para seguir diciendo que en la Capital ya en la noche del 19 y madrugada del 20 comenzaron a producirse episodios de violencia entre manifestantes y policías como el ocurrido en el Congreso y luego, que esto "permitía pronosticar objetivamente que la jornada del 20 de diciembre se presentaba en la ciudad de Buenos Aires como conflictiva".
La verdad es otra. Más allá de la protesta por lo económico, a partir del anuncio del estado de sitio las noticias del interior fueron positivas. La violencia y los asaltos cedían. En la Ciudad de Buenos Aires, por eso, igual que en el interior, no se esperaban hechos violentos. Durante la mañana menos de cien personas estaban cerca de la Casa de Gobierno. En forma pacífica y ordenada fueron invitados a desplazarse detrás de la valla de mitad de la Plaza. Nada presagiaba una jornada ni conflictiva ni difícil. Al contrario, la orden de la jueza federal Servini de Cubría de ubicar a la gente detrás del vallado fue cumplida. No hubo ninguna disposición del poder político para actuar de determinada manera. Los procedimientos fueron exclusivamente policiales o judiciales.
Las imágenes muestran que al reunirse mayor número de personas se produjo una pugna en torno a la valla, de avances y retrocesos. Al avanzar las horas, lamentablemente, aparecería la violencia. Desde las 14.30 vehículos a propósito trajeron manifestantes que sumaban a su protesta la agresión a las fuerzas policiales. Pero luego todo pareció cesar. Los grupos se retiraban, la paz volvía. Sin embargo, el repliegue hacia la Av.9 de Julio resultaría en nuevos y más graves hechos de violencia.
A las 16.30 aproximadamente se produjo un grave incidente en el edificio donde funcionan el Banco HSBC y la Embajada de Israel. Debe determinarse qué ocurrió entre manifestantes y custodios. Lo cierto que una persona resultó muerta. El trágico hecho, sin embargo, es ajeno al control de las manifestaciones. Está claro que fue ajeno al desenvolvimiento de los sucesos de ese día en cuanto a preservar el orden y encauzar o contener las manifestaciones, consistiendo en cambio en la actuación de la custodia del edificio, o del Banco, o de la Embajada, que en modo alguno puede atribuirse a una falta de control de la Secretaría de Seguridad ni a la falta de confianza en la Policía, ni a la supuesta magnitud del operativo, ni a ninguna otra de las muchas razones que invoca VE. Fue efecto de la acción de quienes custodiaban el edificio quienes al disparar armas de fuego tuvo ese lamentado saldo letal. El personal policial refugiado en su interior no altera esta conclusión. Un refuerzo de guardia es de rutina, los delitos que puedan atribuírseles son de responsabilidad individual. Por lo tanto, rechazamos por arbitraria la imputación culposa de este hecho.
Rechazamos también la atribuida responsabilidad por los heridos que se afirma lo fueron por balas de plomo y debidas al accionar policial. A esta altura, el único razonamiento efectivo se refiere a la actuación de las patrullas de control. Nada demuestra que otros agentes hayan obrado con esa munición que está prohibida, no fue provista y nunca la admitió ni la Policía ni el Gobierno. En modo alguno puede atribuirse a éste responsabilidad por hechos cuya autoría no consta y si ocurrieron no corresponden a los procedimientos normales y esperados, sin perjuicio de que no hubo, como dijimos, una decisión política central del Gobierno nacional sino una actuación policial dentro del deber y las regulaciones legales.
En la Av. 9 de Julio donde se concentraron los manifestantes, surgió otra vez el dolor de la tragedia. Hubo muertos. Al promediar la tarde, cerca de las 19.30, cuando ya el Doctor De la Rúa había enviado su renuncia al Congreso, se produjeron heridos y fallecimientos en esa zona. Nada lo justifica. El Gobierno lo condenó. La acción del Doctor De la Rúa fue siempre de solución pacífica de los conflictos. Las muertes, las heridas, son una dolorosa señal de esa jornada. Nada justifica la pérdida de vidas, el sufrimiento de una persona, la sensación de violencia de una sociedad.
Civiles y policías heridos mostraban la exaltación de ese día . Deben determinarse las responsabilidades: si hubo exceso policial, los culpables; si alguien envió grupos de choque, los responsables.
La violencia de esos días a partir del lunes 17 en varias provincias argentinas y el 20 en la ciudad de Buenos Aires, con su trágico saldo de muertos y heridos, quedará como dolorosa señal de esas jornadas. El drama quiso usarse políticamente para provocar la caída del Gobierno. Se informó erróneamente sobre los fallecidos en cuanto a sus causas y lugar del suceso. Esto es parte de lo que ocurrió. Lo esencial es el respeto a la vida, la defensa de la paz y la no utilización de las personas para fines egoístas o ambiciones políticas. Quienes lo organizaron hoy se ocultan pero queda el dolor por las consecuencias. Interpretando el sentir de nuestro defendido queremos rendir respetuoso homenaje a quienes sufrieron por el acontecimiento en cualquier lugar del país y cualquiera haya sido su posición, sobre todo a quienes perdieron la vida y a sus familias. La vida humana es el valor más alto de una sociedad. El respeto a su dignidad es una concepción fundamental de la vida republicana y democrática, en nuestra Patria donde debe unirnos el valor de la paz, la libertad y la justicia.
Los miembros del Gobierno de entonces y nuestro defendido particularmente, repudiaron y condenaron la violencia. Han sufrido intensamente el dolor de las muertes. Los conflictos políticos no se resuelven así. El Doctor De la Rúa, conciente de los deberes de su función y de la crítica situación del país, con la profunda preocupación de esa violencia, aun sin saber que había personas fallecidas, declaró estar dispuesto a declinar el cargo para el que fue elegido, no designado. Así lo explicó públicamente ante la prensa hacia las 16 del jueves 20. La violencia atentaba contra la unión nacional. Sin esa unión, sin apoyo parlamentario para la aprobación de leyes decisivas como el presupuesto para destrabar el crédito internacional y la ayuda financiera, las dificultades de la situación se profundizarían. La oposición apostaba a ocupar el gobierno y a la devaluación y el default. Así las cosas, podían haberse ahorrado la violencia. El Presidente renunció para preservar la paz y la continuidad institucional de la República. Como se vería después, hubo una operación concertada para provocar el cambio de gobierno. Lo investiga el Doctor Oyarbide. No fue casual. Hubo una programación que no midió riesgos ni consideró valores ni vidas. Es lo que falta investigar. Esos, esos tenían interés en que la violencia se extremara para precipitar la crisis, algo completamente opuesto a lo que podía desear el Gobierno. (...) "
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"...Y a partir de entonces ya no le quedaron esperanzas. El jefe de la bancada justicialista de Diputados, Huberto Roggero le pidió el juicio político, pero fue su correligionario, el senador Maestro el que le dio la puntilla al anunciar su renuncia antes de que se hubiera producido. Mientras él (De la Rúa) sacaba la estilográfica para redactarla, Canal 13 anunciaba el triunfo de la fracción “devaluadora” del gran capital, anticipando que el dólar pasaría a cotizarse en un peso con cuarenta centavos. Profecía que se vio demorada una semana, debido al inesperado ascenso de Rodríguez Saá, y no tardó en corregirse (apriete en Chapadmalal mediante) para coronar al ungido de la Corporación, que devaluó, pesificó y licuó deudas de los grandes grupos tal como estaba acordado."
(Miguel Bonasso, fragmento de “El día final”, publicado en el diario “Página 12”, el domingo 15 de diciembre de 2002)



Fcio. Varela, 22 de diciembre de 2011.

jueves, 22 de diciembre de 2011

DIALOGO...¿DE AYER O DE HOY?

Diálogo entre Colbert y Mazarino
durante el reinado de Luís XIV de Francia, el ‘Rey Sol’
¡Hace cuatro siglos!
Colbert: Para conseguir dinero, hay un momento en que engañar al contribuyente ya no es posible. Me gustaría, Señor Superintendente, que me explicara cómo es posible continuar gastando cuando ya se está endeudado hasta al cuello...
Mazarino: Si se es un simple mortal, claro está, cuando se está cubierto de deudas, se va a parar a la prisión. ¡Pero el Estado...! ¡Cuando se habla del Estado, eso ya es distinto! No se puede mandar el Estado a prisión. Por lo tanto, el Estado puede continuar endeudándose.
¡Todos los Estados lo hacen!
Colbert: ¿Ah sí? ¿Usted piensa eso? Con todo, precisamos de dinero, ¿y cómo hemos de obtenerlo si ya creamos todos los impuestos imaginables?
Mazarino: Se crean otros.
Colbert: Pero ya no podemos lanzar más impuestos sobre los pobres.
Mazarino: Es cierto, eso ya no es posible.
Colbert: Entonces, ¿sobre los ricos?
Mazarino: Sobre los ricos tampoco. Ellos no gastarían más y un rico que no gasta, no deja vivir a centenares de pobres. Un rico que gasta, sí.
Colbert: Entonces, ¿cómo hemos de hacer?
Mazarino: Colbert, ¡tú piensas como un queso de Gruyere o como un orinal de enfermo! Hay una cantidad enorme de gente entre los ricos y los pobres. Son todos aquellos que trabajan soñando en llegar algún día a enriquecerse y temiendo llegar a pobres. Es a esos a los que debemos gravar con más impuestos..., cada vez más..., ¡siempre más!
A esos, ¡cuánto más les quitemos, más trabajarán para compensar lo que les quitamos!
¡Son una reserva inagotable!

viernes, 16 de diciembre de 2011

Columna de opinión
“PROFECIA…”
Por Rodolfo José Bernat


Esta columna debió salir publicada exactamente, una semana atrás, el viernes 9 de diciembre, pero una decisión de la hoy bi-presidente Cristina Fernández Vda. de Kirchner hizo que la profecía que no tiene tiempo ni espacio, no pudiera ser publicada, pero si cumplida casi religiosamente.
El sábado 10 de diciembre Cristina asumió constitucionalmente su segundo mandato presidencial consecutivo y si bien ya no existe físicamente el “personaje” que creara este “nuevo” tiempo político, Néstor Kirchner, la presidente y su séquito comprendieron lo importante que es trascender a la muerte para seguir obteniendo victorias, dado que morir físicamente, solo se puede una vez, pero convertir esa muerte en mito, puede durar tanto tiempo como sus adoradores y partidarios puedan mantenerlo “vivo”, meses o años, depende del grado de inculcación o hipnosis que se pueda aplicar sobre las masas. Pasado ese efecto y enfrentados con la realidad –que en esos estados resulta ser brutal-, los pueblos vuelven a buscar refugio en la vieja profecía que les indica desde siempre, cual es el camino a seguir para alcanzar sus sueños de libertad y realización. La fórmula es tan antigua como la humanidad y la profecía nació junto con ella.
El tercer mandato consecutivo es asumido por el kirchnerismo, dentro de un contexto geo-político económico mundial, totalmente distinto al 2003, con los mercados del mundo entero en caída libre y con los pueblos de sus países en las calles no tan solo para protestar, sino para exigir de sus
“dirigentes” el inmediato abandono de sus cargos y la rendición –probándola con total claridad- del origen de sus bienes personales, lo que presume ser más sencillo convertir en verdad científica, la “Teoría del origen de las especies” que tratar de justificar la procedencia honesta de patrimonios, que ni siquiera materializando en la realidad el viejo cuento de “Aladino y la lámpara maravillosa” donde el genio de la lámpara satisfacía cualquier deseo de quien la frotara, podría en este caso “blanquear” patrimonios totalmente injustificables ante una auténtica e independiente Justicia, no “atada” a ningún sector político.
Decía el general Perón en su sabio y profundo conocimiento del ser humano: “Cuando los pueblos se cansan, hacen hacen tronar el escarmiento”. Y esa sencilla pero profunda reflexión de Perón hoy la vemos convertida en lacerante realidad, que se va agrandando como una gigantesca mancha de aceite por diferentes países de nuestro planeta.
Los pueblos hartos de las diferentes autocracias que desde hace décadas los vienen condenando a la miseria y el sometimiento, salen a las calles enardecidos y dispuestos a cualquier cosa para derribarlas con la protesta o la violencia.
Tanto en Asia, Medio Oriente, Europa y hasta en los mismos Estados Unidos, los pueblos se han resuelto a tomar las calles ante la mentira y traición de sus clases dirigentes. La corrupción y el narcotráfico se han convertido en el mundo actual, en la plataforma desde la cual “dirigentes” políticos, elegidos por el pueblo para representarlos y garantizar sus derechos, solo se sirven de sus cargos para amasar increíbles fortunas en desmedro de sus propios pueblos, envileciéndolos y creando nuevas formas de esclavitud y servilismo, mediante las cuales han planificado apoderarse indefinidamente de sus respectivos gobiernos revistiendo con una “falsa legalidad” sus propósitos, armándola con elementos creados por ellos mismos y a su “leal saber y entender”, para desde esa condición, gobernar a su antojo, sea como sea y le pese a quien le pese.
Hay dos elementos que son vitales para poder realizar esta alquimia: Una es la fragmentación de la sociedad inculcando el odio como una proteína, contra todo aquel que no piense igual y la segunda es generar las condiciones necesarias para insertar en vastos sectores el servilismo y la dádiva insultante para todos aquellos que se sometan, aplaudan y hasta glorifiquen esta aberración.
Esta claro que en el reparto de premios y castigos se establece claramente quienes llevaran unos u otros. Lo que tal vez, no se tenga muy claro o no se lo quiera ver, es la diaria realidad, esa que por más se intente desconocer siempre sale a la superficie y recuerda permanentemente que “el tensar tanto la cuerda” solo logra que la misma termine rompiéndose y ocasionando en el planeta, lo que desde hace casi un año ya, venimos viendo “en vivo y en directo”, desde el lugar donde se producen los hechos.
Se podrán tratar de crear desde los diferentes aparatos del estado, diversos tipos de teorías o revisiones de la historia que tiendan a avalar y justificar sus propias políticas, hoy metodología muy en boga en varios países sudamericanos, donde la pobreza y la degradación avanzan con igual velocidad que el enriquecimiento ilícito de las clases dirigentes, que en su afán de poder y fortuna, han perdido por completo, la noción de lo ético y lo moral y con el fin de mantener a cualquier precio su actual “statu quo”, no reparan en inventar cualquier tipo de “norma” que los ampare en lo que ellos consideran “sus derechos”.
Se equivocan, y deberán llegar a sentir en si mismos el peso de esa cruel y absurda equivocación.
La profecía es clara: “Cuando los pueblos se cansan, hacen tronar el escarmiento” y esta profecía es tan cierta que si bien, nadie pueda establecer fecha y hora de su cumplimiento, la misma inexorablemente deberá cumplirse.


Fcio. Varela, 15 de diciembre de 2011.

sábado, 3 de diciembre de 2011

“HOMENAJE A UN AMIGO”
Por Rodolfo José Bernat

Te conocí en la primavera de 1980, allá por Porto Alegre, en el bazar que tenía en la calle Voluntarios da Patria por aquel entonces Jair Krischke, batallador incansable por los derechos humanos y ya en ese entonces, presidente del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos (MJDH), de Porto Alegre, Brasil y desde aquel entonces me vi. privilegiado con tu amistad y tus relatos que parecían no tener fin, pero que nos permitían cuando nos encontrábamos, pasar largas horas juntos intercambiando sueños y experiencias.
Vos desde hacía varios años, eras un estrecho colaborador de Juan Raúl Ferreyra, quien junto con un grupo de exiliados uruguayos habían formado en el exterior la
“Convergencia Democrática” y a vos te toco en varios foros internacionales, realizar las gestiones para lograr una “Declaración de repudio” contra la dictadura uruguaya, trabajo que desde mi condición de exiliado yo también realizaba, con los compañeros y amigos de varios estados de Brasil.
Habías nacido un 7 de julio de 1930 en la ciudad de Montevideo, de tu gran amada Uruguay, y a partir de ese momento y para siempre te llamaste Julián Murguía. Fuiste periodista y narrador, pero tu profesión la que declamabas con orgullo era Ingeniero Agrónomo y no por casualidad sino por vocación, fue que elegiste la carrera y para demostrarlo te fuiste a especializar a Australia. Ya de vuelta en tu tierra, comenzaste
a poner en práctica y enseñar lo aprendido, pero los tiempos de nuestra América del Sur, se habían vuelto altamente conflictivos y las dictaduras militares preparadas en la Escuela de las Américas, iban tomando rápidamente el territorio de nuestros países y el Uruguay no podía ser una excepción, su presidente Juan María Bordaberry elegido democráticamente prefirió ceder ante las presiones militares, a cambio de mantener el cargo, esta vez como dictador y verdugo de su propio pueblo. La situación se hizo insostenible y como miles de compatriotas latino americanos, no te quedo otro camino que el del exilio, desde donde armaste una nueva trinchera para continuar la lucha. Fueron años muy duros, donde el desarraigo y la precariedad jurídica y social era una constante diaria. En el exilio solo existe el ayer y el hoy, no hay mañana. Pero un día, como lo establece aquel refrán que reza “No hay mal que dure cien años”, pudiste retornar a tu Uruguay natal y el 14 de noviembre de 1980, cuando el Partido Nacional organizo el acto por el NO en el Cine Cordón de Montevideo, en la 18 de Julio y Martín C. Martínez , tuviste el placer de ser el presentador de ese acto contra los deseos y planes de la dictadura militar. El 30 de noviembre se realizo el plebiscito y el NO triunfante, fue el comienzo del fin de la dictadura militar uruguaya.
Tiempo después y ya de regreso definitivo en tu patria, en tu carácter de columnista
comenzaste a publicar tus famosas contratapas en el diario LA DEMOCRACIA, de las cuales después elegiste alguna de ellas para en 1990, publicar tu libro “Más filosa que la espada”. El audiovisual “Viva Saravia”, que realizaras junto con Diego Abal, se constituyo en otro de los estandartes de la lucha contra la dictadura y también como buen poeta no podías dejar de incursionar en la canción popular y así les pusiste letras a músicas cantadas por Alfredo Zitarrosa, Tabaré Etcheverry y Carlos María Fossati entre otros. Escribir era vital para vos. Recuerdo cuando en cualquier bar, garabateabas sobre una servilleta y armabas un poema revolucionario, aún conservo dos o tres de aquellas servilletas. De tu autoría son: “Cuentos para Juan Manuel”, “Cuentos del país de los gauchos” (1991), “Retratos” (Poemas, 1992), la novela “El tesoro de la Cañada Seca” (1994), e incluso, traduciste obras de escritores brasileros al castellano. En 1990, el gobierno te nombro Director del Instituto Nacional del Libro, también te acompañe en aquella oportunidad y observe con que seriedad y entusiasmo te entregaste a la tarea y fue en esa nueva pelea que el 8 de julio de 1995, un día después de haber cumplido 65 años, se te termino de escapar la vida y te marchaste. Te debía estas líneas Julián, tal vez, tarde demasiado en escribirlas, tal vez me he negado a asumir tu desaparición física y en admitir que ya no volveremos a estar frente a frente en una mesa. Pero de una cosa estoy seguro, la gente como vos jamás termina de irse.


Fcio. Varela, 1 de diciembre de 2011.-