viernes, 30 de septiembre de 2011

Columna de opinión
“EVITA HABLO…” Segunda parte
Por Rodolfo José Bernat


En esta nueva entrega sigo transcribiendo el pensamiento público de la Compañera Evita. ¿Qué nos sucedió como argentinos, para no saber defender aquello que en su momento nos lleno de orgullo y que hoy se nos escurre, como agua entre los dedos?
El 22 de diciembre de 1946, decía Evita al hablar de política y sindicalismo: “Me adhiero a la idea del general Perón de que la política no debe entrar en los gremios. Modestamente, yo estoy trabajando como simple soldado del movimiento peronista, pero lo hago de corazón, en bien de los descamisados que tanto quiere el general Perón y por los que constantemente se desvela desde la Casa Rosada.
Y ya que el Presidente ha hablado de la política en los gremios, yo diré que mi política en la Secretaría de Trabajo no es la de aquellos que, enarbolando la bandera peronista, pretenden explotar a la masa trabajadora. Sé que hay ciertos señores a quienes molesta mi actuación a favor de los obreros, pero yo persistiré en ella porque la esposa del Presidente no entiende de política de círculos; su única política es la del general Perón, que es la que tiende a beneficiar a todos los argentinos.
Por eso, en todas las reuniones yo les recomiendo que no canten más himno que el Himno Nacional, que no tengan otra bandera que la nuestra y que no vitoreen a mariscales extranjeros, sino el nombre del general Perón.” ¿Qué pensaran de esto los actuales dirigentes sindicales, tan obsesionados con los cargos políticos?
El 20 de octubre de 1947 expresaba la compañera Evita lo siguiente: “Os pido, al mismo tiempo, que mantengáis vuestra unidad, porque unidos todos formaremos un movimiento obrero indestructible, que llevará al triunfo los ideales de nuestra causa, que son, en definitiva, los de todo el pueblo argentino.” Y agregaba el 16 de febrero de 1948: “Me emociona que sean siempre los obreros de mi patria los que lleguen hasta mi para traerme su ayuda material. Es asombroso que hayan de ser siempre los humildes los que den el ejemplo a los poderosos, que jamás se han acercado a mi para ofrecer una contribución. Lo único que han hecho es criticar mi ayuda social y protestar porque una mujer argentina se desvele por llevar un poco de felicidad al corazón de los humildes. Tal vez ellos preferirían que yo hiciese vida social en lugar de acudir a donde sé que se me necesita.”
¡SI EVITA VIVIERA…!, el 5 de abril de 1948 Evita decía: “Veo el mapa social de la República desde la obra social y de solidaridad con preferencia al ángulo que ofrece la política, y no me desviare de esa perspectiva, porque ella corresponde a mi mejor deseo, a mi sensibilidad de mujer y a mis posibilidades y ternuras de hija de mi pueblo orgullosa de su condición. Es inútil, pues, que la pasión política pretenda ligar mi nombre y actividad a fracción alguna o grupo político de cualquier lugar del país.” ¿Es posible que todos aquellos que desde hace décadas usan la foto de Evita, se hayan preocupado por conocer su pensamiento?
El 2 de septiembre de 1949, al hablar Evita sobre la dignificación espiritual decía: “Nosotros estamos dignificando en lo espiritual porque queremos tratar de realizar los sueños del general Perón y pensamos que para nosotros no hay argentinos pobres ni argentinos ricos, sino ciudadanos argentinos. Cuando un argentino necesita no se puede disfrazarlo de miserable para atenderlo. Debe irse a su encuentro con los brazos abiertos y con la dignidad que él merece como ciudadano argentino y como hombre. Únicamente así tendrá la sociedad hombres y mujeres contentos y felices. De lo contrario, tendremos el resultado de los famosos asilos que daba a la sociedad resentidos sociales –y con razón-, porque esas instituciones han sido una vergüenza por lo sórdidas, por lo mezquinas, por lo frías, a punto tal que era preferible morir antes que ir a una de ellas.”
El 3 de marzo de 1950, Evita una vez más dejaba en claro su pensamiento y acciones: “La Fundación de Ayuda Social que tengo el honor de presidir, siguiendo las directivas del general Perón y los impulsos de mi corazón, ha puesto en uno de los pisos del Hogar de la Empleada –uno de los últimos institutos construidos- la leyenda que dice: “Sean bienvenidos a esta casa todos los hombres y mujeres de buena voluntad, cualquiera sea su religión, credo o nacionalidad”. Para nosotros, los peronistas, sean árabes, sean judíos, sean ingleses, sean italianos o argentinos, todos son buenos, porque ellos han comprendido que el general Perón trabaja por la independencia económica, por la justicia social y por la paz y la confraternidad de todos los pueblos de buena voluntad.”
El 18 de marzo de 1950, demostrando su buen corazón y sensibilidad, Evita formulaba este llamado: “Nosotros, los peronistas; nosotros, las personas del pueblo, las personas de bien, hacemos un llamado a los argentinos rezagados del despertar nacional; hacemos un llamado para que los intereses mezquinos no perturben su conciencia ni cierren su corazón a los dolores del pueblo argentino; hacemos un llamado para que vean en el general Perón lo que vemos los trabajadores y lo que verán los argentinos del mañana: a un patriota . Si nosotros, los argentinos de hoy, no lo apoyamos en este momento y no consolidamos su obra y su justicia, los argentinos del mañana no nos perdonarán jamás el hecho de que habiendo un hombre de los quilates del general Perón, no le hayamos legado una Argentina grande, justa y soberana.”
Un llamado a los rezagados de aquel entonces que hoy en pleno 2011, vuelve a tomar vigencia ante la política institucional, económica y social de nuestro país que ha generado en el pueblo un sentimiento de fracaso, resignación e incertidumbre. ¿Cuál será la opinión de este hoy por parte de los argentinos del mañana? Tal vez, cuando nos toque llorar las amargas lágrimas del desencuentro, encontraremos el verdadero sentido de la vida y obra de la compañera Evita.-




Fcio. Varela, 29 de septiembre de 2011

viernes, 23 de septiembre de 2011

Columna de opinión
EVITA HABLO...
Por Rodolfo José Bernat


Dentro de 30 días exactamente el Pueblo una vez más, deberá elegir en comicios generales, las autoridades que han de regir en los próximos cuatro años, el rumbo de la Nación Argentina. Desde hace un tiempo ya, se podría afirmar recordando al brillante escritor colombiano, Gabriel García Márquez en su novela “Crónica de una muerte anunciada” que también aquí el resultado de la elección, no será una sorpresa.
Es por ello que no me parece correcto hasta entonces, seguir analizando los grandes problemas que viene atravesando la República y sus pueblo y si en cambio, recrear lo que hemos podido ser como Nación en las reflexiones y palabras de la inolvidable e inimitable, Eva Perón.
Decía Evita el 14 de abril de 1948 al hablar sobre “El bienestar del pueblo” “–No concibo en esta patria grande y generosa haya niños que no sean debidamente alimentados, que padezcan frío y enfermedades. Es por ello que, como madre espiritual de todos los niños, trabajo con fe, sin tregua ni reposo, colaborando como esposa de nuestro gran Presidente Perón, en la medida de mis fuerzas, para alcanzar el bienestar general de mi pueblo.-” y agregaba el 11 de agosto del mismo año: “El problema de los niños es un problema nacional. Los pueblos o los gobiernos que renuncian a resolverlo renuncian, al mismo tiempo, al porvenir. Nosotros, a través de la Ayuda Social, hemos iniciado un camino de solución que nos parece justo, seguro y eficaz. Hemos iniciado el proceso con la venida de algunos centenares de niños, a fin de prepararlos para una juventud capaz –como camino seguro hacia una madurez dignificada y constructiva- e inculcarles, desde los conceptos morales de Dios, patria, hogar, familia, solidaridad social y espíritu de justicia, hasta los principios generales de la educación y la especialización en el trabajo; desde la higiene más rudimentaria hasta los más elevados conceptos de fraternidad; desde el amor a la tierra que nos vio nacer y quiere dejar de ser madrastra de sus hijos, hasta el sentido de su propio deber hacia sus semejantes y hermanos.”
El 4 de junio de 1950 desde Tucumán decía Evita: “Allá, en 1946, vino la compañera Evita a traerles a ustedes, tucumanos, el afectuoso abrazo del general Perón y el cálido deseo de una mujer que quería hacer algo por este pueblo. Hoy, en el año del Padre de la Patria, vine a entregarles el primer instituto, orgullo de la era de Perón, que anhela que en la Argentina haya una sola clase: la de los argentinos honrados y patriotas. Si ha de haber algún privilegiado, ha de ser el niño, sobre todo esos “changuitos” que han sufrido el escarnio de la explotación de que han sido víctimas sus padres y sus madres por los gobiernos y empresas capitalistas y vendepatria, que no respondían más que al oro extranjero, que no tenían corazón ni otro sentimiento que el de su bolsillo, pensando solamente en aumentar sus dividendos a costa del sufrimiento del pueblo.-
Quiero que los niños que entran en este hogar que hoy abre sus puertas en Tucumán encuentren en él la felicidad y el cariño que desea para ellos el general Perón. Quiero que los niños que ingresen en este hogar, mañana, cuando sean hombres, se sientan orgullosos de la era peroniana, que supo tenderles la mano, siguiendo esa doctrina maravillosa; esa doctrina que esta brindando tantas realidades en todo el territorio de la Patria. Quiero agradecer también a todas las fuerzas del trabajo que, con los donativos que hacen llegar a la Fundación de Ayuda Social, permiten que puedan construirse estos institutos, modelos en el país y orgullo de los argentinos.”
El 16 de octubre de 1950, la compañera Evita expresaba: Para los niños, esperanza de nuestro ilustre Presidente, para quienes él ha consagrado el lema de que los únicos privilegiados son ellos, levantamos las blancas y alegres paredes de la Ciudad Infantil, de los hogares-escuelas, de las colonias de vacaciones, teniendo en cuenta así nuestro lema: desgraciado del país que renuncia a los niños, porque renuncia a su porvenir. A los ancianos les tendimos nuestra mano, más aún en lo moral que en lo material, porque pensamos que no podía formarse un pueblo grande si no se empezaba por respetar a la ancianidad y porque queríamos cumplir con el principio justicialista del general Perón de que en esta patria más que una sola clase: la de los argentinos trabajadores, honrados y felices. Por eso abrimos nuestro corazón a la ancianidad, para demostrarles que la juventud argentina se honra a si misma honrando a los ancianos.” El 5 de enero de 1952, ya gravemente afectada por su enfermedad en lo físico, pero cada vez mas fortalecida espiritualmente, expresaba: “Ustedes, los niños de hoy, tendrán el privilegio de ser los que sostengan en el siglo venidero la bandera del Justicialismo peronista. Hoy, que todos ustedes están contentos, yo quiero pedirles algo muy importante: ¡No se olviden nunca de Perón…! ¡No se olviden de que Perón fue quien sello en esta tierra la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política!.”
El mensaje de la compañera Evita tiene más valor y fuerza que mil pronunciamiento y algo más, sigue vigente porque los niños a los que ella se dirigen son los abuelos y padres de los niños de hoy. Solo cabe una pregunta ante la Argentina de hoy ¿Se lleva adelante el legado de la compañera Evita o se lo ha traicionado por aquellos mismos que hoy utilizan su nombre y figura para mantenerse en posiciones políticas, pero que en la práctica son la antítesis del pensamiento y obra de Eva Perón. Ustedes los ciudadanos y ciudadanas, tienen la última palabra para esclarecer el porque la Argentina no es, lo que todos soñamos.-


Fcio. Varela, 22 de septiembre de 2011.-

viernes, 16 de septiembre de 2011

Columna de opinión
SINCERAMIENTO
Por Rodolfo José Bernat


En los últimos días la presidente Cristina Fernández Vda. de Kirchner, en un claro giro donde la sinceridad se impuso a todo lo anteriormente dicho, declaro públicamente “…yo nunca dije que fuera montonera” y muchos que desde el 2003, vienen explotando tanto del oficialismo como de la oposición la lucha que Montoneros mantuvo contra la dictadura militar desde el golpe del 24 de marzo de 1976, tanto para alabarla de un lado, como para repudiarla del otro, tuvo con el sinceramiento de la Presidente Fernández, el final de una comedia que iba transformándose en tragicomedia.
Reconozco que las declaraciones de la señora Presidente, que reconoció su no pertenencia en ningún momento a la Organización Montoneros, ratifica la veracidad de lo que en reiteradas columnas publicadas en “Varela al día”, he manifestado con abundantes pruebas, hecho que hoy la presidente ha dejado definitivamente saldado.
Esto me permite abrigar la esperanza, que otros escándalos que en la actualidad siguen estremeciendo al país, también comiencen a sincerarse y terminen con los responsables de los mismos en manos de la Justicia, para demostrar a propios y ajenos de que nuestra Argentina es un país serio y evitar males mayores que pueden llegar a sobrevenir, si se insiste en agotar la paciencia del pueblo.
Si bien podríamos enumerar diferentes hechos de corrupción, creo que lo de Sergio Schoklender desde aquel 26 de mayo de este año, en que presentara formalmente su decisión de no continuar como apoderado de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, que se argumentara en un primer momento, ser una simple desvinculación para poder abarcar otros objetivos personales, más superadores que le permitirían alcanzar, un mejor status económico. Es evidente que hoy, 15 de septiembre, la realidad nos muestra que no era aquella la intención y en cambio sí, la de generar un terremoto político-económico-social, con entregas por capítulos, que ha colocado a la Fundación con su presidente a la cabeza, la señora Hebe Pastor de Bonafini y a toda su comisión directiva que la acompaña, a funcionarios de los más altos escalones del ministerio de Obras y Servicios Públicos, que comanda Julio De Vido y ahora últimamente, a la mismísima presidente Cristina Fernández, al ministro Amado Boudou, Abel Fatala, Daniel Scioli, Gerardo Zamora, Sergio Massa, Jorge Capitanich, Débora Giorgi y Pablo Moyano entre muchos otros, en situaciones cada día más complicadas como “desvió de fondos de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, para el pago de gastos de campañas políticas del oficialismo”, o la firma de contratos firmados por la constructora Meldorek con gobernadores como Scioli, Capitanich, Zamora o el intendente Sergio Massa, cosa que los mismos niegan con vehemencia, pero Schoklender afirma tener la copia de los contratos donde consta la firma de los denunciados. También de los pasajeros que en más de una oportunidad se subieron al jet de Meldorek, comienzan a conocerse los nombres; Débora Giorgi, Jorge Capitanich y Pablo Moyano, son los primeros nombres de la que seguramente será, una larga y sorprendente lista.
El gobierno que a través de funcionarios oficialistas de primer nivel, dieron a conocer públicamente su apoyo a Hebe de Bonafini y a la Fundación Madres de Plaza de Mayo, silenciosamente buscaron “despegarse” del escándalo y les quito todas las obras que aún estaban en manos de la Fundación, para entregarlas a municipios y constructoras allegadas al gobierno. Como una manera de hacer público su firme relación con el gobierno, Hebe de Bonafini el 7 de junio pasado, lanzó una Asociación a la que bautizaran “Las Cristinas” y que además de la propia Hebe integran Teresa Parodi, Inés Vázquez, Patricia Alonso y Araceli Mastellone y cuyas funciones están demás comentar.
El viernes 16, Sergio Schoklender será recibido en el Congreso Nacional donde realizara una exposición ante la oposición, ya que el bloque oficialista ha anunciado que ninguno de sus integrantes estará presente, es lamentable porque aparentemente Schoklender respaldara su exposición con documentación probatoria, de la cual seguramente dejara copia a los legisladores. Es realmente grave que legisladores que hasta hace cinco meses atrás consideraban al ex-apoderado de la Fundación “un genio”, hoy no se atrevan a escucharlo.
Tal vez porque no se quieren encontrar con alguien, que purgo una condena en prisión durante 14 años y salió de allí con dos títulos universitarios, abogado y psicólogo y que en 1995 inmediatamente que fue liberado comenzó a trabajar como letrado de la Fundación de Hebe de Bonafini. ¿Será que algunos tienen temor que el abogado Schoklender, termine convirtiéndose en Fiscal, de aquellos que hasta hace muy poco le dispensaban todo tipo de favores y consideraciones?
Todavía falta mucho por conocer. El caldero recién comienza a hervir, pero ya esta listo para cocinar a fuego lento todo lo que reciba.



Fcio. Varela, 15 de septiembre de 2011.-

sábado, 3 de septiembre de 2011

Columna de opinión
“MEA CULPA…”
Por Rodolfo José Bernat


Los hechos que desde hace seis meses, tienen como dramático escenario el territorio de Libia, parecen llegar a su fin con el desconocimiento del paradero de Muammar Khaddafi, el mismo que en 1969 se presentara como “el libertador” y que hoy pasara a la historia como uno de los déspotas más sanguinarios, que el pueblo libio conoció.
El hartazgo del pueblo, personificado principalmente en la juventud Libia, fue lo que empujo a aquel pueblo a levantarse en armas contra Muammar Khaddafi, quien durante 42 años a gobernado Libia con mano de hierro y que hasta hace pocas semanas atrás, veía con cierta incredulidad, como se desmoronaba su imperio que en su mesianismo soñara, no tendría fin.
El 1º de septiembre de 1969, se ponía en marcha la “Operación Jerusalén”, que protagonizada por jóvenes oficiales del ejército libio, entre los cuales sobresalía Khaddafi, derrocaba al rey Idris, cabeza de la monarquía reinante en Libia y fue desde Bengazi, donde en nombre del movimiento revolucionario triunfante, Khaddafi se manifestó por radio al pueblo de Libia con este manifiesto: “En el nombre de Dios, el más piadoso y compasivo”; “¡Oh, gran pueblo Libio! Cumpliendo con vuestro deseo de libertad, en respuesta a vuestras más sentidas aspiraciones y a vuestra repetida exigencia reclamando cambios y purgas, urgiendo a la Revolución, vuestras Fuerzas Armadas han derrocado al régimen corrupto y reaccionario, cuyo hedor ha embotado, ha adormecido vuestros sentidos y cuyas manifestaciones han hecho estremecerse vuestros cuerpos.”… Así rezaba el comienzo del manifiesto revolucionario.
El 17 de julio de 1989, integre la delegación argentina que participo en Trípoli, Libia, del “II Congreso Extraordinario de Fearab América”. La invitación me llegó por intermedio del gobierno de Libia, en mi carácter de secretario de Relaciones Internacionales del Peronismo Revolucionario (PR). Habían transcurrido tan solo nueve días de la asunción de la primera magistratura, del presidente Carlos Saúl Menem, quien despertara grandes expectativas en el Pueblo, con la vuelta del peronismo al gobierno, especialmente en nuestra fuerza que después de seis años de democracia, seguíamos teniendo compañeros presos como el Doctor Ricardo Obregón Cano, o el Secretario General del PR, Mario Eduardo Firmenich. También, cientos de compañeros en el exilio de los cuales mucho de ellos, tenían pedidos de captura internacional como fueron los casos del Doctor Raúl Oscar Bidegaín, Roberto Cirilo Perdía y Fernando Vaca Narvaja, por nombrar algunos de la extensa lista y a quienes el Doctor Menem prometiera indultar si alcanzaba la presidencia.
En ese marco, junto con la delegación integrada por 20 personas representantes de la comunidad Árabe, de diferentes provincias argentinas, viajamos hacia Libia. En aquel entonces Libia, Khaddafi, su revolución y el Libro Verde, representaba para nosotros un país que de la mano de su “Líder” conjuntamente con su pueblo, había logrado transformar un régimen de opresión y miseria, en otro de felicidad, libertad e igualdad para todos. Creímos en Khaddafi como en su momento se creyó en Menem. Sin embargo la realidad nos mostró las dos caras de una misma falsa moneda.
Mi estadía en Trípoli, se prolongó hasta el 27 de julio de aquel año. También tuve oportunidad de viajar a Bengazi, desde donde nos trasladaron hasta el lugar, en pleno desierto, donde se construía el río subterráneo cuya longitud alcanzaría los cuatro mil kilómetros, una vez terminado. Su habilitación, no solo cambiaría la fisonomía del legendario desierto, sino también la situación económica de sus pueblos.
Confieso que volví convencido del éxito de la Jamahiriya, convencimiento que se fue diluyendo con el paso del tiempo al tener que admitir la falsificación por parte de Khaddafi y su gente, de la realidad tanto allá en Libia, como también la realizada aquí en manos de los diferentes gobiernos que nos llevaran a un estado tal de degradación, jamás imaginada por ningún argentino.
Esta desilusión fue también la que llevó al pueblo Libio encabezado por sus jóvenes, a terminar con el despótico, corrupto y represivo régimen de Khaddafi, pagando para ello,
una cuota de sangre Mártir inimaginable como precio de la reconquista de la libertad negada por tan largo tiempo. Se podría poner como epitafio al caído régimen khaddafista, las mismas palabras pronunciadas el 1º de septiembre de 1969 desde Bengazi, por el derrocado dictador y que fueran reproducidas en esta misma columna.
La suma de atrocidades y crímenes cometidos contra sus pueblos, no bastan para explicar como quienes en algún momento se proclamaron como revolucionarios, luego puedan transformarse en déspotas capaces de los peores actos, para mantenerse en el poder.
La sombra cada vez más agigantada del Mártir tunecico Mohamed Bouazizi, que el pasado diciembre se inmolara al estilo bonzo, junto con la que quemo su cuerpo, encendió la llama de la libertad por la que están luchando otros pueblos hoy. Es evidente que esa llama no se apagará tan pronto como desean muchos otros regimenes
corruptos, y esta destinada a transformarse en hoguera que alumbre la liberación de otros países del mundo.





Fcio. Varela, 1º de septiembre de 2011