viernes, 15 de julio de 2011

Columna de opinión
DICTADURA DEMOCRATICA II
Por Rodolfo José Bernat


Fue a fines de mayo de este año, en un acto realizado en la ESMA por la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini acompañada por el hoy candidato a Vicepresidente de Cristina Fernández Vda. de Kirchner, Amado Boudou, trataban de comenzar a blanquear tibiamente, lo que hoy se conoce como uno de los escándalos de corrupción política – económica más grave de nuestro país y que envuelve no solo a entidades de Derechos Humanos, Gobiernos y Municipios provinciales y hasta a funcionarios de los primeros escalones del Poder Ejecutivo Nacional.
Desde entonces a la fecha, el Juez Federal Norberto Oyarbide, no ha concretado ningún tipo de imputación ni ordenado detención alguna, sobre este hecho que sacudió profundamente a la Nación. ¿Cómo es posible que en los 45 días en que la causa esta en sus manos, el juez Oyarbide continúe, sin explicarle a la sociedad cual es la realidad y los alcances de estos hechos, que conmocionan a la opinión pública del país?
En mi columna de la semana pasada, expuse sobre los “manejos inadmisibles y vergonzantes sobre funcionarios de los tres poderes; Ejecutivo, Legislativo y Judicial y creo que no existe hasta el momento, un hecho mayor para graficar lo dicho, que este escándalo que avergüenza a toda la sociedad de nuestro país y que prosigue enturbiando nuestra credibilidad internacional, ya desde hace un tiempo, bastante manoseada.
Hubiéramos merecido los argentinos los argentinos poder festejar un nuevo aniversario de nuestra “Independencia Nacional”, con la demostración fehaciente por parte de las autoridades nacionales, que los ideales originarios de nuestra nacionalidad, se encontraban intactos. En cambio, se utilizó una vez más una fecha patria, solo para realizar proselitismo partidario haciéndolo público para todo el país, a través de la Cadena de Radio y Televisión, donde la presidente Cristina Fernández Vda. de Kirchner
desde Tucumán, siguió proclamando “su proyecto” como lo mejor que le sucediera al país, olvidándose tal vez, que su presencia allí en representación del Pueblo Argentino, era para rendirle homenaje, a aquellos que protagonizaron la gesta de julio de 1816.
24 horas después de su discurso de auto-elogio, el domingo 10 de julio, el pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, dejaba por demás claro su rechazo “al proyecto” y a aquellos que la presidente eligiera bajo su total y única responsabilidad para conducir el futuro destino de la CABA, la fórmula FILMUS – TOMADA, que ha pesar de estar respaldada por todo el aparato oficial, fue derrotada por el PRO de Mauricio Macri por una diferencia de 20 puntos, lo que habla a las claras, de cual es la opinión del electorado porteño del proyecto y la gestión que encabeza desde la Casa Rosada, la presidente Cristina Fernández Vda. de Kirchner, quién una vez más pusiera en práctica su consigna de poder; “LOS TRIUNFOS SON SOLO MIOS, LAS DERROTAS SON SOLO DE USTEDES”.
La lógica indicaría, que en un país normal donde se respeta la voluntad popular, ante la abismal diferencia que representa el 47 por ciento obtenido por el PRO, no solo se debería reconocer públicamente la derrota, sin incomprensibles excusas, ni desvió de culpas hacia quienes solo se ocuparon de cumplir con el mandato absolutista de la presidente, sino que también se librara a los habitantes de la CABA y a los cofres del Tesoro Nacional ya tan golpeados, de una segunda vuelta, que como en el libro de Gabriel García Márquez, “Crónica de una muerte anunciada”, ya está “cantada” desde que se conocieran los cómputos el último domingo. Tal vez esa actitud podría traerle aparejada a la señora presidente, una porción de consideración por parte del pueblo en general, que cada día más la ve subida sobre un pedestal, desde el cual dirige la vida y las actitudes de aquellos que están subordinados a su poder.
En cambio no hacerlo, puede convertirse en un bumerang que alcance a las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, entre otras, con lo cual una vez más la obra antes enunciada de García Márquez, podría hacerse realidad.
El error en la mayor parte de las veces es creer que las tropas propias, alimentadas y mantenidas por el poder, son leales. En cambio la experiencia enseña, que ese tipo de tropas no son leales, son mercenarias.
Nicolás Maquiavelo, en su obra “El Príncipe”, relata en el Capítulo XII, como se comportan las tropas mercenarias que sirven a un Príncipe, cuando este comienza a declinar.
Lo que habría que valorar ya, es cuantos son los leales y cuantos los mercenarios y desde el resultado deducir, cuantos leales pueden quedar.




Fcio. Varela, 14 de julio de 2011

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