sábado, 21 de mayo de 2011

Columna de opinión
“LESA HUMANIDAD”
Por Rodolfo José Bernat


El 5 de enero de 1939, en su departamento de la calle Esmeralda 22, de la vieja Capital Federal, con un tiro de escopeta se suicidaba Lisandro de la Torre, aquel al que con admiración se lo bautizara como el “Fiscal de la República”. Ponía así fin a su vida, vencido por la indiferencia o la colaboración de una clase social y política, con tiempo solamente para cuidar de sus intereses y nada más.
En 1935 de la Torre, promovió en el Senado de la Nación la investigación sobre el negocio de las carnes que pasara a la historia, como el “Pacto Roca – Ruciman”. Fue el senador Lisandro de la Torre, eminente legislador y hombre público, quien presentara en la Cámara Alta la investigación con las pruebas que dejaban al descubierto tal vez, la primera maniobra de corrupción con intervención directa de componentes del Gobierno Nacional.
La reacción provocada por sus denuncias, llevo a un sicario instruido desde el poder, Ramón Valdez Cora, a intentar asesinarlo en el mismo recinto del Senado y en plena sesión del mismo, como “mensaje” de advertencia para el resto de los integrantes del Cuerpo. El propósito del asesino no pudo concretarse. El discípulo de Lisandro de la Torre y Senador electo Enzo Bordenave, al cubrir con su cuerpo el de su maestro, recibió el balazo fatal que terminó con su vida.
Deberíamos analizar si no fue en aquel momento, que ese cáncer que conocemos como “corrupción” presentó sus primeros síntomas en el cuerpo de la Nación.
Poco después de la muerte de Evita, su hermano Juan Duarte , secretario de Perón y asiduo frecuentador de la noche porteña y que utilizara a espaldas del Presidente su posición dentro del gobierno, para extorsionar y realizar “operaciones comerciales” en su propio beneficio, intento seducir sin éxito a la actriz Malisa Zini y ante la negativa de esta a sus requerimientos, la amenazo “con no poder volver a trabajar más en su profesión”. La actriz, por intermedio de sus relaciones, logró ser recibida por Perón en una audiencia durante la cual puso al corriente del General, de las maniobras y “hazañas” de su cuñado. Perón indignado, le prometió que se ocuparía personalmente de ello. Pero a esa altura, ya la escandalosa conducta de Juan Duarte, comenzaba a tomar estado público, siendo el elemento más utilizado por la oposición para atacar a Perón y su gobierno.
Para poner un punto final a esta situación, Perón en un discurso transmitido por la cadena nacional de radio, condeno públicamente todas las maniobras de corrupción denunciando incluso la actitud de Juan Duarte, manifestando “… así fuera mi padre, iría preso el que le robara al pueblo, porque eso es Traición a la Patria.”. Poco después y defenestrado públicamente. Juan Duarte se “suicidaba”. Ya aquel cáncer que atacara el cuerpo de la Nación en 1935, en 1952 dejaba al descubierto sus metástasis.
Hoy lamentablemente, la Nación en su conjunto se ve afectada por esta enfermedad terminal, que como declarara y dejara impreso el General Perón, “Los gobiernos como el pescado, comienzan a podrirse por la cabeza.”. Se ha contaminado el gobierno nacional, los gobiernos provinciales, los municipios, los partidos políticos, los sindicatos y para que seguir enumerando si cualquier “hijo de vecino”, sabe quienes son y donde se encuentran los corruptos.
Funcionarios de todos los escalones de los diferentes poderes de la Nación, que cuando accedieran a la cosa pública eran modestos ciudadanos, que prometieran a sus “compañeros”, “correligionarios”. “camaradas” y otras yerbas, que cuando ellos “llegaran”, todos llegarían con él. Hoy desde los cargos “conquistados” NI SIQUIERAN LOS VEN y es lógico que ya no los vean, porqué ya no gastan mas zapatos caminando, andan en 4 x 4, con vidrios polarizados y acompañados por la secretaria/o de turno.
Para que exista un corrupto debe existir un corruptor. Hoy por hoy está tan enraizada la corrupción en el cuerpo social, que una parte considerable de la población la va incorporando como “costumbre” y si no hay “cometa” no hay negocio o trato alguno.
La droga que va íntimamente ligada a la corrupción, sigue creciendo a pasos agigantados ante la mirada “benevolente” de las autoridades que tienen como obligación, prevenir y reprimir su elaboración, comercialización, distribución y consumo, ante la interpretación “sui generis” de la “nueva justicia”, que considera que hoy no se debe punir el delito, sino corregir a quiénes se “equivocan”, sin aplicar medidas represivas ni traumáticas, que dejen secuelas psicológicas a quienes “se equivocan” en sus acciones dentro del cuerpo social, (léase robo, crimen, secuestros, estupro, violación, pedofilia, prostitución, chantaje, estafa, corrupción… ver más en el diccionario).
El 17 de julio de 1998, en Roma, Italia, la Conferencia Diplomática de Plenipotenciarios de las Naciones Unidas, aprobó el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y el establecimiento de una Corte Penal Internacional.
En el artículo 7º del Estatuto “Crímenes contra la Humanidad”, se puede encuadrar perfectamente la “CORRUPCION COMO CRIMEN DE LESA HUMANIDAD “, siendo el mismo imprescriptible. El Fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, es nuestro compatriota, doctor Luis Moreno Ocampo, que estoy seguro, no dejó de ser argentino. Todos aquellos que cometieron o cometen crímenes de corrupción, no importa el escalón que ocupen, rango o escala social, deben como mínimo, devolver al Estado en su carácter de mandatario del Pueblo, todo lo mal habído, más allá de las penas que les correspondan.
El 13 de enero de 1898, Emile Zola publicaba en el diario francés “L’Aurore”, su famosa carta dirigida al Presidente de Francia, con relación al “caso Dreyfus” “Yo Acuso”… también yo.


Fcio. Varela, 19 de mayo de 2011

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