martes, 13 de septiembre de 2016

¿COSTA RICA O ARGENTINA?

Columna de opinión
¿COSTA RICA O ARGENTINA?
Por Rodolfo José Bernat

                          En una serie de cuatro notas, podremos visualizar como ha crecido en el continente la impunidad criminal, la politiquería que la protege y cuales podrían ser las posibles soluciones.
Quién analiza toda esta problemática, que como un cáncer maligno se ha ido expandiendo por una gran parte del continente americano, es el Licenciado Juan Diego Castro Fernández, abogado director de Jurisis en la República de Costa Rica. Catedrático de Derecho Penal y Criminología. Ex ministro de Seguridad Pública, Gobernación y ex presidente del Colegio de Abogados de Costa Rica.
Es el, quién en su “Introducción”, nos revela todo el horror que estamos viviendo en los diferentes países de América Latina. Argentina o Costa Rica, un mismo drama, un mismo flagelo.
“Los delincuentes dominan las ciudades de Costa Rica. Nuestras casas de han convertido en prisiones. Estamos ahítos de tanta sangre derramada por las víctimas del hampa. Además, hartos de la tremenda impunidad reinante en nuestra Patria.
Igualmente, hastiados de vivir tras las rejas y sin derecho a caminar en paz por nuestras calles.
La Patria esta en manos del hampa. Existen comunidades donde los policías han perdido absolutamente el control, las pandillas están desbocadas y constantemente los cadáveres aparecen “ajusticiados” en las calles.
Los mafiosos,  los corruptos, los narcotraficantes, los asaltantes, los conductores asesinos y toda la caterva de pillos que atacan cada día a los costarricenses, si son denunciados ante el Ministerio Público, solamente tienen un riesgo de alrededor del cuatro por ciento de resultar condenados por la administración de justicia penal.
Impunidad y politiquería
La impunidad y la politiquería campean de frontera a frontera y de mar a mar. La posición geográfica de nuestro país y su falta de organización para enfrentar la delincuencia nacional y extranjera, han sido los factores que propician el crimen y la victimización, como una peste incurable que, por supuesto, tiene remedio, si la enfrentamos con inteligencia y con fuerza, cuando superemos la indolencia de los políticos.
El incremento en los asaltos, asesinatos y accidentes de tránsito, es innegable y pavoroso, pero mas grave resulta el elevado índice de impunidad en el que los dirigentes han sumido a la sociedad costarricense. El narcotráfico y la drogadicción se han desparramado por nuestros mares, por nuestros aires y por todo el territorio nacional destruyendo nuestra juventud y pringando a algunos funcionarios importantes.
Frente a esta situación, el actual gobierno ha mantenido un discurso absurdo y ridículo, basado en la tesis sobre “el temor”, que sus dirigentes han sostenido desde hace muchos años y que han repetido insistentemente hasta esta fecha.
El “Informe nacional de desarrollo humano 2005”, concluyó: “Disminuir el temor de las personas requiere colocar en perspectiva el fenómeno a través de la creación y divulgación de información precisa y actualizada sobre la seguridad ciudadana. Para ello se identificaron cuatro retos que encara el país: disminuir el temor, revertir la tendencia creciente que muestra la re victimización, atender los factores de riesgo y fortalecer la capacitación institucional, sin lo cual no es posible alcanzar resultados sostenibles en ninguno de estos campos.”
Hace tres años y medio, la primera vicepresidenta electa manifestó que el proyecto del gobierno de Arias contemplaba “políticas para frenar el crecimiento de la delincuencia y reducir la percepción de inseguridad que agobia a la población (…) La administración Arias ya tiene el diagnostico del problema y la decisión política para impulsar una propuesta a fin de aspirar a un país mas seguro. Debemos tener en claro que todo el tema de la seguridad ciudadana no se resolverá en cuatro años.”
Hace dos años, la entonces vicepresidenta de la República y actual candidata a la presidencia, dijo: “La administración Arias Sanchez, se ha propuesto a través del “Plan Nacional de Prevención de la Violencia y promoción de la Paz Social”, quitarle al costarricense la sensación que vive inseguro y buscar devolver un país sin miedo… mas del sesenta por ciento de los costarricenses tienen miedo a vivir en sus casas.
Curiosamente el diario “La Nación” de aquel país, en su edición del 1° de diciembre del 2008, sostuvo: “En su primera declaración oficial, una vez designada ministra de Seguridad Pública por el presidente Arias, manifestó que el problema de la inseguridad en el país era un asunto de “percepción”.
Esta imprudente afirmación “minimizadora de la realidad le atrajo diversas críticas.”
Los resultados del módulo sobre victimización, de la encuesta de julio de 2008, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos, son contundentes; “Estamos peor que nunca y nuestros gobernantes no tienen un enfoque claro sobre la situación existente a nivel criminológico. La política criminal del gobierno es inconsistente. La lentitud y mediocre tranquilidad con que se aborda el tema de la victimización por la mayoría de los políticos es inaceptable.
Los datos del INEC son alarmantes: De julio 2007 a julio 2008, el 28% de los hogares en el país, manifestaron haber sido víctimas de algún tipo de delito o agresión, mientras en 1997 ese porcentaje era del 15%. En uno de cada 10 hogares del país, alguno de sus miembros fue víctima de robo o asalto en la calle.
La realidad supera una vez más el discurso politiquero. Es falso que el problema sea simplemente  la percepción de la inseguridad, el temor, o las “noticias amarillistas”. La realidad esta ahí, aunque no se halla divulgado, ni tomado en cuenta el diagnostico del INEC.
El 28% de los hogares costarricenses ha sido victimizado por la delincuencia.
Hasta aquí , la primera parte del estudio realizado por el Licenciado Juan Diego Castro Fernández y que revela el avance de la delincuencia organizada, no solo en Costa Rica sino en la mayor parte de los países americanos y como los gobiernos de turno, tratan de seguir implementando el triste recurso de “barrer la basura” escondiéndola, debajo de la alfombra.
En la próxima nota: “La pirámide de la injusticia”.


Fcio Varela, 11/09/2016.-         

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